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Tuyo es el pueblo,
levántate, valiente hombre quechua
yergue tu frente, tuyo es el ámbito
extiende tu nervuda diestra
descansa tus ojos en el horizonte.

Trasmonta la cumbre
bebe, el rocío de las flores
con esa fuerza, ponte en marcha
hasta las playas del mar,
con las aguas cristalinas de la nieve,
apaga, el fuego de la abrasadora arena.

Vástago del sol, levántate
pon tu fuerza e inteligencia
arredra y sentencia
al cobarde homicida
que destruye la vida,
a los crueles fratricidas
en su enseñada lucha
que no destrocen, nuestra patria
vuelva entre nosotros el día feliz
permanezca, la paz de vivir.
             (Delia L. Blanco Villafuerte. Frutos del alma.)