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En 1995 desde la ONG que ayudaba en Vallecas,
decidió la colaboración con los hermanos de La Salle,
en la construcción de un dispensario en Gengheren (Eritrea).

El día 3 de enero de ese año viajaba para representar
a la ONG desde el que ayudábamos en ese proyecto.

Visitamos pozos de agua, colegios y todo ello a través
de los pueblos, seguramente de los más secos de la tierra.

Nos recibieron los hombres, con sus danzas guerreras
y sus mujeres, con sus bailes y coloridos ropajes, dentro
de la más absoluta pobreza, pero llenos de orgullo de raza
y de una hospitalidad llena de generosidad.

Los desmanes de la guerra que duraron treinta años,
dejaban muestra por donde ibas pasando y los niños
jugaban con los tanques reventados y abandonados
como juguete casual.

En mi intento de fotografiarlo todo, subía corriendo
la montaña para poder hacer una toma general,
pero los gritos de todos me hicieron bajar rápido
y preguntar que pasaba.
Me dijeron: "La montaña está minada"

Luego me ayudaron a subir por las piedras, lo cual
debí de hacer yo para no haber explotado.

El recuerdo de sus gentes ha sido el mejor regalo
que de allí saqué.